La lactancia materna es reconocida como un derecho fundamental y una necesidad biológica, un acto que trasciende el simple acto de alimentar a un bebé. Según Evelin Pichinao Gallardo, coordinadora del Centro de Atención Psicológica de la Universidad Santo Tomás Puerto Montt, la lactancia no solo representa una opción nutricional, sino también una responsabilidad colectiva. En Chile, a pesar de los avances legales que respaldan la lactancia materna, muchas madres enfrentan significativas barreras culturales y laborales que dificultan el ejercicio de este derecho. Esta situación no solo afecta a las madres, sino también a sus hijos e hijas, quienes tienen el derecho a recibir el alimento óptimo y protector que representa la leche materna.
Desde la perspectiva psicológica, amamantar va mucho más allá de lo nutricional, ya que fomenta un vínculo afectivo fundamental entre madre e hijo durante los primeros meses de vida. Este lazo emocional no solo beneficia al infante, sino que también potencia la salud mental de la madre, brindándole un sentido de confianza y seguridad en su nuevo rol. Sin embargo, la realidad es que numerosas madres se ven obligadas a interrumpir la lactancia por presiones laborales o por serias inseguridades generadas en un contexto que minimiza la importancia de amamantar. Muchas veces, la industria de productos alternativos contribuye a esta desinformación, buscando captar la atención de las familias mediante mensajes confusos sobre la alimentación infantil.
Uno de los factores clave para avanzar hacia una lactancia exitosa en Chile es la implementación efectiva de políticas de apoyo a las madres lactantes. Aunque existen leyes que protegen este derecho, las condiciones de trabajo para muchas mujeres son poco favorables. Dado que muchas madres deben regresar al trabajo sin contar con tiempos y espacios adecuados para la extracción y conservación de su leche, resulta fundamental que las empresas adapten sus políticas para apoyar verdaderamente a estas mujeres. La cultura empresarial debe evolucionar hacia un mayor entendimiento de las necesidades de las madres lactantes, promoviendo un ambiente en el que no haya juicios ni sanciones, sino apoyo y comprensión por parte de todos los involucrados.
Unicef ha enfatizado en la importancia de garantizar el derecho a la lactancia materna, afirmando que su ejercicio pleno debe ser una responsabilidad compartida entre el Estado, las instituciones y la comunidad. La transformación de la percepción sobre la lactancia materna como una política pública de salud es crucial para prevenir trastornos psicológicos en la infancia y contribuir a la construcción de una sociedad más equitativa y consciente. No se trata solo de celebrar a las madres que logran amamantar, sino de crear un entorno que les brinde el apoyo necesario para facilitar este proceso vital.
En tiempos donde la ansiedad y el estrés son cada vez más comunes, promover la lactancia materna se presenta como un acto de resistencia tanto emocional como cultural. Es esencial que la sociedad reconozca la lactancia como un proceso colectivo, donde la salud mental y el bienestar de las futuras generaciones dependen del compromiso de todos. Es un llamado a dejar de considerar la lactancia como una experiencia privada de cada mujer y comenzar a entenderla como una acción de responsabilidad social y un deber comunitario, fomentando así un futuro más saludable y sólido para todos.