La mañana del 7 de junio de 2025 en Járkov se vio oscurecida por el humo denso y negro que se elevaba de los edificios alcanzados por un ataque aéreo masivo que ha conmocionado a la población. Este asalto se ha caracterizado por el uso coordinado de drones y misiles, un método que el Ejército ruso ha adoptado como parte de su estrategia ofensiva en Ucrania. Según informes iniciales, al menos tres civiles han perdido la vida y más de veinte han resultado heridos, incluidos menores, lo que agrava aún más la crisis humanitaria en la región.
El alcalde de Járkov, Igor Terejov, brindó detalles escalofriantes sobre el ataque, revelando que se utilizaron alrededor de 50 drones tipo ‘Shahed’, junto con misiles de crucero y bombas guiadas, lo que demuestra la escalada en la intensidad de los bombardeos rusos. Entre los heridos se encuentra una adolescente de 14 años y un bebé de un mes y medio, lo que ha generado una profunda indignación entre los ciudadanos y organizaciones humanitarias. Este ataque ha tenido un impacto particular en áreas residenciales, dejando marcas visibles en la infraestructura urbana.
El desastre no se detuvo con los bombardeos, ya que seis valientes trabajadores de bomberos quedaron atrapados bajo los escombros de una nave industrial que fue especialmente golpeada durante el ataque. Las autoridades locales han iniciado operaciones de rescate para salvar a estos hombres, quienes, enfrentando el peligro, intentaban mitigar las consecuencias del bombardeo y extinguir los incendios provocados. Este acto de heroísmo resalta la difícil situación que enfrentan los servicios de emergencia en medio de una guerra devastadora.
En un contexto más amplio, este ataque contra Járkov se produce en medio de un asalto masivo que afectó a varias regiones de Ucrania el mismo día, utilizando más de 400 drones y 40 misiles. La información proveniente de varias ciudades, incluida Kiev, indica que al menos cuatro personas han muerto en estos ataques, destacándose las víctimas entre los rescatistas que intentaban apagar las llamas. La capacidad de Ucrania para interceptar algunos de estos ataques ha sido elogiada, pero la presión sobre el país y su población civil sigue aumentando.
A pesar del rechazo habitual del Ministerio de Defensa ruso a reconocer los daños ocasionados a civiles en sus ataques, siguen justificando sus acciones como dirigidas únicamente contra objetivos militares, alegando que responden a supuestos ataques terroristas de Ucrania. En medio de esta violencia, las negociaciones sobre intercambios de prisioneros han tomado un nuevo giro, con Rusia mostrando disposición a canjes humanitarios, aunque como respuesta, Ucrania ha denunciado manipulaciones por parte de Moscú. Las tensiones entre ambos países siguen en aumento, con la comunidad internacional expresando preocupación por la escalada de la violencia y el deterioro de la situación humanitaria.