Durante los últimos cinco años, países como Brasil y Colombia han avanzado significativamente en inclusión financiera e innovación, destacándose la creación de regulaciones de Open Finance. Este modelo permite a los usuarios compartir sus datos financieros con diversas entidades del ecosistema, facilitando el acceso a servicios y productos. Según José Gómez, Gerente Regional de Negocios SOLA en Sensedia, esta tendencia ha sido crucial para transformar la forma en que los individuos y las pequeñas y medianas empresas (pymes) interactúan con el sistema financiero, potenciando la colaboración entre los diferentes actores del sector.
Con la reciente publicación de la norma que regula el Sistema de Finanzas Abiertas en Chile, el país se encuentra ante un hito que podría redefinir su mercado financiero. Esta nueva regulación, que forma parte de la Ley Fintech, abre oportunidades considerables para aumentar la inclusión financiera, proporcionando acceso a financiamiento en condiciones más favorables para usuarios y pymes. Las innovaciones que surgen bajo este marco permitirán que muchos ciudadanos, que actualmente no tienen acceso a servicios bancarios, puedan beneficiarse de soluciones adaptadas a sus necesidades.
José Gómez señala que la implementación de regulaciones de Open Finance en Colombia y Brasil ofrece lecciones valiosas para Chile. La innovación en tecnología financiera ha demostrado ser una herramienta poderosa para fomentar la inclusión, abordando la problemática que enfrenta una gran parte de la población chilena, que sigue sin acceso a servicios financieros tradicionales. Al permitir a las fintechs y a otras instituciones crear soluciones más accesibles y personalizadas, se podrán ofrecer productos variados como cuentas de ahorro y préstamos, impactando positivamente en los segmentos más vulnerables.
Un aspecto fundamental de las finanzas abiertas radica en la reducción de costos operativos para las instituciones financieras. Gracias a la utilización de APIs (interfaces de programación de aplicaciones), muchas entidades lograrán automatizar procesos, lo que se traduce en una mayor eficiencia y en la posibilidad de ofrecer servicios financieros a precios más bajos. Esto resulta especialmente importante para consumidores de bajos ingresos que buscan mejorar su acceso a servicios de calidad sin enfrentar las altas tarifas que tradicionalmente han caracterizado al sector.
A pesar de las preocupaciones que la apertura de datos puede suscitar, Gómez enfatiza que el modelo de finanzas abiertas está respaldado por normativas rigurosas de seguridad. En el caso de Chile, las regulaciones adecuadas y el uso de tecnologías avanzadas garantizarán la protección de los datos de los consumidores, generando confianza en el nuevo sistema. Esto, a su vez, facilitará un ambiente donde los actores del mercado puedan innovar, posicionando a Chile como líder en la adopción de Open Finance en América Latina.